*El primer informe de la gobernadora, Delfina Gómez, no representa la alternancia en el poder sino un cambio de régimen, donde se rompió con esquemas obsoletos y prácticas nefastas; hay notables avances, pero persisten retos a superar en percepción de inseguridad y situación económica de las familias mexiquenses.
La gobernadora, Delfina Gómez Álvarez, la primera mujer que gobierna en esta entidad, rindió su primer informe al frente de la administración estatal, ejercicio que simboliza el inicio de una nueva era en el Edoméx, donde quedaron atrás casi 100 años de hegemonía priísta, caracterizada por el abuso del poder y el saqueo de los recursos públicos.
El viraje a la izquierda que el Estado de México registró con el triunfo electoral de Delfina Gómez en 2023, no fue una simple alternancia en el poder, sino un cambio de régimen donde los funcionarios dejaron de ser lo más importante y se comenzaron a centrar los esfuerzos del poder público en generar bienestar para los habitantes del estado más poblado del país.
Un estado tan golpeado por la desigualdad social como ha sido durante mucho tiempo el Edoméx, con groseras diferencias entre una minoría opulenta y una mayoría carente hasta de lo más indispensable, hicieron que la continuidad del priísmo se volviera inviable.
El mensaje de esperanza que Delfina Gómez llevó a lo largo y ancho de los 125 municipios del Estado de México, encontró eco en una población que exigía un golpe de timón para poder acceder a una mejor calidad de vida, lo que explica que la hoy gobernadora conectara con los ciudadanos y estableciera con ellos compromisos que en la actualidad significan que la entidad está saliendo paulatinamente de los sótanos en donde la habían dejado los gobernantes anteriores.
Este primer año de gobierno, representa también que el Estado de México ya tiene sentadas las bases de un cambio con rumbo, como ha expresado la propia gobernadora, donde hoy el gobierno es cercano a la gente, a la que escucha y atiende con calidad y calidez, contribuyendo a la disminución de la brecha de desigualdad entre los más pobres y los más ricos, por medio de una serie de programas sociales que dignifican a los más vulnerables.
Sin embargo, el camino es largo y a la gobernadora le queda mucho por hacer, puesto que aunque los índices delictivos han bajado notablemente, la percepción ciudadana de inseguridad todavía sigue siendo alta y es uno de los rubros en los que tendrá que redoblar esfuerzos.
Los indicadores de empleo han mejorado, pero todavía no se siente en las comunidades más apartadas ese beneficio y las empresas que ofrecen trabajo, también requieren brindar salarios que permitan a las familias vivir decorosamente. Con el poder de servir y sirviendo para transformar, los mexiquenses esperan que los retos se superen y se alcancen mayores niveles de bienestar para todos los habitantes del Estado de México.