IZCALLI SE QUEDA SIN ALBERCAS PÚBLICAS, USUARIOS RECLAMAN ESPACIOS
El Instituto Municipal del Deporte de Cuautitlán Izcalli (INMUDECI) inicia su gestión generando problemas entre usuarios y trabajadores.
La administración actual ha contratado personal sin experiencia y ha generado un ambiente laboral hostil, según los testimonios.
La alberca Paola Espinosa: un reflejo del deterioro
La falta de mantenimiento y planeación ha dejado inactiva una de las principales instalaciones deportivas del instituto, lo que ha afectado a decenas de deportistas. Los usuarios exigen una reunión con la directora para abordar esta y otras problemáticas, pero hasta ahora no han recibido respuesta.
Los usuarios y extrabajadores del INMUDECI han solicitado la intervención del alcalde Daniel Serrano para detener el colapso del organismo, que ha sido clave en la promoción del deporte en Cuautitlán Izcalli. La comunidad deportiva espera acciones inmediatas para evitar que las malas decisiones sigan afectando a los ciudadanos y al prestigio del instituto.
Hace unos dias, se suscitó un fuerte corto en la red de luz en la alberca Paola Espinosa, por un mal manejo en el encendido de las bombas de calentamiento del agua, de acuerdo a un reporte de uno de los usuarios.
Aunado a esto, empleados señalan malos manejos administrativos, despidos injustificados y violaciones a los derechos humanos bajo la gestión de Karla Diana Sánchez, actual directora del organismo, y la coordinadora jurídica, Zulema Villegas Ramírez.
Exfuncionarios del INMUDECI han relatado situaciones que califican como humillantes, señalando que fueron despedidos sin justificación válida, mientras se les presionaba a firmar renuncias “voluntarias”. Entre los testimonios recibidos destacan los siguientes:
Norma Rangel denunció haber sido obligada a realizar labores de limpieza que no correspondían a sus funciones antes de ser despedida.
También afirmó que, a pesar de haber firmado el recibo de nómina, no se le depositó su pago correspondiente.
Nancy Vega señaló que fue despedida bajo el argumento de ser personal de confianza de la administración pasada, además de ser acusada injustamente por el manejo de llaves de los baños. Agregó que la directora les imponía labores que no les correspondían y que eran convocados de manera despectiva a rendir cuentas.
Karla Miranda relató cómo se le presionó para firmar su renuncia, siendo obligada a realizar faenas que afectaban la operatividad administrativa del instituto. Indicó que, a pesar de haber firmado su recibo de nómina, su pago también fue retenido.
Teresa Morales expresó que fue despedida tras ser tratada de forma despectiva debido a su puesto de intendencia. Señaló que fue amenazada con no recibir su quincena si no firmaba su renuncia, lo que consideró una violación directa a sus derechos laborales.
Elda Gurrola, también de intendencia, denunció haber sido obligada a trabajar mientras estaba enferma y a realizar tareas como limpiar una cisterna, lo que agravó su estado de salud. Además, reclamó el retraso en el pago de su sueldo tras haber firmado su recibo de nómina.
Estos despidos, que suman ocho personas que nos compartieron sus casos, podrían tener consecuencias financieras graves para el instituto debido a las indemnizaciones que deberán cubrirse, mientras que los trabajadores señalan falta de transparencia y malos tratos.
El descontento entre usuarios y trabajadores crece, especialmente al recordar los avances logrados en la administración de Karla Fiesco, que llevó al instituto a saldar una deuda de 8 millones 890 mil pesos y a ser reconocido por su equilibrio financiero.