La Laguna de Zumpango, en el Estado de México, está completamente seca, reflejo de la crisis hídrica en el Valle de México.
Las mil 853 hectáreas de superficie de este vaso regulador, que tienen capacidad para almacenar 100 millones de metros cúbicos de agua, lucen áridas en su totalidad.
«A principios del año pasado todavía tenía algo de agua, llovió muy poco y quedó como un desierto», comentó la comerciante Lucía Valdivieso.
Encima de lo que fue el cuerpo de agua, alguna vez parte de los lagos prehispánicos del Valle de México, unas 40 lanchas yacen sobre la tierra.
«Antes le entraban las aguas de la Presa Madín y el Lago de Guadalupe, pero tienen cerrada la compuerta de Teoloyucan, porque no hay agua», indicó Valdivieso.
Cenizas sobresalen en porciones del suelo seco, en donde subsiste el tronco de árboles secos.
«Había mucho lirio, por las aguas negras, aprovecharon para quemarlo y ahora no hay lirio, ni agua», mencionó Valdivieso.
«Cuando quemaron el lirio había humo por todos lados y ya sin agua ni vegetación, se siente mucho calor en el día», apuntó.
Plazas comerciales con miradores para observar la laguna, construidas hace apenas tres años, fueron abandonadas, al igual que canchas deportivas.
«Era un centro ecoturístico; no quedan árboles, ni agua ni puestos, la gente ya no viene, algunos llegan el fin de semana, pero ven seco y se van», planteó la comerciante Isabel López.
Trabajadores de la Presidencia Municipal de Zumpango subrayaron que la laguna está bajo la operación de la Comisión Nacional del Agua (Agua), a la que han enviado escritos para recuperarla.
Zumpango aporta agua potable a la Ciudad de México y es ruta de las aguas negras, desechadas por la metrópoli hacia el Valle del Mezquital, en Hidalgo.
Junto a la Laguna de Zumpango pasa el ducto a cielo abierto del Gran Canal del Desagüe y la tubería subterránea del Túnel Emisor Oriente (TEO), con la lumbrera 14 a unos metros.
