NERVIOS DE ACERO
Si algún político de este país tiene nervios de acero, sin duda ese es el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, quien en el Consejo Nacional de Acción Nacional, presumió estar tranquilo “por el deber cumplido”.
Pero el deber no lo cumplió porque de haberlo hecho, hubiera entregado buenos resultados en las elecciones del 2 de junio, ya a un mes de distancia, pero no fue así. Lejos de ello, el panismo fue brutalmente sacudido por la derrota humillante que sufrió Xóchitl Gálvez, senadora del GPPAN.
TONTO DESQUITE
A propósito de la ex candidata Gálvez, la senadora derechista ya no sabe ni cómo desquitar su frustración y coraje por no haber sido capaz de convencer a la mayoría de votantes de que la apoyaran para ser presidenta de la república.
Su espíritu democrático inicial tras reconocer que ella no ganó, lo hizo añicos al adoptar una actitud visceral, buscando cobrarle al presidente López Obrador los platos rotos, inventando cosas como clasificarlo como “traidor a la patria” y acusándolo de intervenir en la elección, cuando lo que hizo el mandatario, fue solamente emitir información con su punto de vista.
“ALITO” NO ENTIENDE
El que ve la tormenta y no se hinca, es el dirigente nacional del PRI, “Alito” Moreno, quien se aferra a continuar en su cargo, no obstante que no supo conducir a su partido a buen puerto como capitán que es del tricolor.
Cualquier otro dirigente dejaría el puesto por dignidad, por reconocer que no pudo con el paquete, pero él no tiene empacho en tratar de sostenerse al frente de la presidencia nacional del tricolor, porque no tiene una misión para cumplir con el PRI ni con sus militantes. Su único compromiso es con sus intereses personales.