La situación es crítica para el PRI, con una militancia desencantada y desilusionada por la traición de su dirigente. Las bases del partido que alguna vez fue el más poderoso de México se han desmoronado, dejando espacio para que otros partidos políticos ganen terreno y se posicionen como verdaderas alternativas al gobierno actual.
Es necesario que la militancia priista tome una postura firme y decida el rumbo que quieren tomar. Deben unirse para rescatar al partido de las garras de Alito Moreno y restaurar su dignidad y su identidad como un verdadero partido político.
No se puede permitir que un solo hombre destruya todo lo que tantos años se tardaron en construir. El PRI tiene una larga historia de servicio a México y no puede ser olvidada por caprichos de un dirigente corrupto y desleal.
Es hora de que la militancia se levante y exija un cambio verdadero en el PRI. Es hora de depurar al partido de aquellos que lo han traicionado y devolverle su lugar en la política mexicana. El futuro del país depende en gran medida de lo que suceda con el PRI, y es responsabilidad de todos los que aún creen en sus ideales luchar por su supervivencia.
El PRI no está muerto, pero está en cuidados intensivos. Depende de sus militantes decidir si quieren verlo recuperarse o sucumbir ante la tiranía de Alito Moreno. Ha llegado el momento de actuar y salvar a un partido que una vez fue grande.